La pugna de barras se cobró la vida de un niño
Por Miguel López
Un enfrentamiento entre barras del barrio 18 de Noviembre, y a su vez facciones de la hinchada del Club San Francisco Bancario, se cobró la vida del niño Hernán Anchorena. En la noche del miércoles 19 de Octubre fue cuando una bala perdida impacto en la cabeza del pequeño Hernán, quien jugaba al futbol frente a su casa, a distancia de una cuadra de su hogar.
El lugar del hecho fue una calle y una manzana del barrio 18 de Noviembre, justo frente al canal de la calera, rápido cementado y tapado que marca el límite entre el Barrio San Francisco y 18 de Noviembre. No es la primera vez que en estos barrios ocurren apedreadas y balaceras entre barras, pero si es la primera vez que la disputa entre facciones se cobra una vida. Antes hubo heridos, allanamientos, detenidos, automóviles y casas baleadas, pero nunca una muerte.
Las peleas entre las facciones de la barra de Bancario son conocidas, siempre se cascotearon, pelearon a golpes de puño, y hasta llegaron a tirotearse, Los Roys, el grupo Apoyo, Los Chaguancos del Tablón y Los Mongos, por una cuota de poder en la zona y la hinchada. La fricción permanente por quien domina el territorio y las tribunas hasta se había naturalizado en los barrios 18 de Noviembre y San Francisco, pero el enfrentamiento esta vez colmó el vaso y la víctima es un niño, que oh casualidad jugaba al futbol, iba a la escuela del barrio y vivía en el lugar. Se dice que la pugna fue entre Los Mongos y el Grupo Apoyo, ambas facciones de la barra de Bancario del barrio 18 de Noviembre, por un rodado, una moto.
El caso es que nada justifica la muerte un niño, y mientras más indicios tenemos del porqué del tiroteo más caemos en que la descomposición social, producto de la falta de trabajo, expectativa de vida, fracaso escolar, deserción estudiantil, precarización laboral, pobreza e indigencia, está destruyendo barrios obreros, donde antes primaba la solidaridad y fraternidad de clase y pueblo. Porque la población de estos barrios es en general obrera y guaraní, las familias que hoy viven en 18 de Noviembre y San Francisco antes habitaban los lotes del Ingenio Ledesma, y recién se trasladaron a Libertador en la década del 70’. Cuando el gobierno provincial y municipal presiono a la empresa para que se construyeran 5.000 viviendas para obreros, plan que se dio en llamar Plan Fil.
Pero la unidad del barrio, la clase trabajadora y el pueblo se expresó en el dolor y la indignación que motorizo la marcha del viernes 21 de Octubre en reclamo de justicia para el niño Hernán Anchorena. Maestros, niños compañeros de escuela, trabajadores municipales, compañeros de trabajo del padre y abuelo de Hernán, vecinos de la familia, parientes y amigos se movilizaron, apenas enterados del deceso del niño, por las calles de Libertador en pedido de esclarecimiento de este crimen. Al cierre de esta edición, pese a la lluvia y el frio, cientos de personas colman el velorio del pequeño Hernán.
A continuación reproducimos la entrevista que realizo el periódico digital Zafra a Carina Panique, madre del niño asesinado. Durante la realización de la nota, acompaño a Carina, el padre de Hernán, Carlos Anchorena, quien agradeció nuestra cobertura periodística, pero eligió no hablar. El, obrero municipal, ella, ama de casa, una joven pareja que vive con sus hijos en el barrio San Francisco, en la casa del abuelo de Carlos.
¿Cómo se dieron los hechos que terminaron con la vida de su hijo?
-Me siento mal por lo que le hicieron a mi hijo, Hernán Anchorena Panique. Porque él estaba jugando a la pelota en el barrio 18 de Noviembre, al frente y en diagonal de donde vivimos, eran las 10 y media horas del día miércoles 19 de Octubre, cuando las barras se estaban apedreando y tiroteando, y a justo a él le llego una bala en su cabecita. La bala fue tan adentro que le fracturo el cráneo. Estuvo internado en el Hospital de Niño casi dos días. Mi hijo no resistió la operación, y es por eso que muere.
¿Sabemos que la indignación es grande y que hoy se movilizaron pidiendo justicia?
-Mi hijo tenía 11 años, iba a la escuela blanca. Hoy hicimos una marcha con sus compañeritos de escuela, maestros, directores de escuela, familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo del municipio, de mi suegro y mi marido.
Las maestras nos apoyan, quieren que sigamos haciendo marchas, para que este crimen no quede impune. Cuando lo enterremos a mi hijo vamos a seguir haciendo marchas porque yo quiero que haya justicia. Quien me devuelve ahora la vida de mi hijo, nadie. Por eso, no quiero que a nadie más le pase, lo que nos ocurrió a nosotros.
Siempre se pelean entre barras, hacen tiros a cualquier hora, no les importan si hay niños o familias. La policía nunca hizo nada, tuvo que ocurrir este asesinato, para que recién ahora, que ocurrió esto, la justicia abra los ojos. Nosotros no vamos a parar hasta que se esclarezca este asesinato y haya justicia.
